El Ministerio del Interior ha confirmado la presencia en Cuba de una variante altamente peligrosa del “químico”, una droga sintética distribuida en papeles atomizados, que ha ganado terreno entre jóvenes y adolescentes. La sustancia contiene una mezcla tóxica que incluye fentanilo, formol, anestésicos veterinarios y benzodiacepinas, lo que la hace entre 50 y 100 veces más potente que el THC, según especialistas del propio Minint. Las autoridades han reportado casos de sobredosis, crisis psicóticas severas y comportamientos violentos o desinhibidos en la vía pública. Su bajo costo —entre 200 y 300 pesos— y su facilidad de distribución la han convertido en una opción accesible en barrios vulnerables y entornos escolares. Testimonios de consumidores revelan un patrón de adicción inmediata, aislamiento y deterioro personal. En operativos recientes, como los realizados en La Lisa y Guanabacoa, se han desmantelado puntos de distribución activos cerca de centros educativos. A pesar de los esfuerzos represivos, el fenómeno del “químico” sigue expandiéndose ante la falta de programas eficaces de prevención, atención psicológica y rehabilitación. Un elemento alarmante es la penalización del llamado “consumo compartido”, que ha llevado a jóvenes a recibir largas condenas por compartir dosis sin fines comerciales. Mientras el Estado responde con cárcel, la ausencia de políticas sociales y el colapso institucional agravan la crisis. Esta nueva ola de drogadicción, más allá de ser un problema sanitario, pone de relieve la desprotección de una juventud sin oportunidades ni espacios de contención, en un país donde el tejido social se debilita aceleradamente. #QuímicoEnCuba #DrogasSintéticas #JuventudCubana #CrisisSocial #SaludPública